
Leemos
esta despedida
EPITAFIO
Si de algún modo muero,
en las crudas heladas del olvido
o de muerte oficial,
reléeme esta nota, por favor,
y quémala conmigo.
La vida no iba en serio ni siquiera
más tarde.
Y no se tarda mucho en comprender
que se trataba sólo de unos juegos
para aparcar la muerte.
Ni siquiera fue un río
pues me tocaron tiempos muy duros de
sequía
aunque el mar esperaba, siempre
radiante, al fondo.
He creído en
los mitos y he creído en el mar.
Me gustaron
la Garbo y los rosales de Pestum,
amé a
Gregory Peck todo un verano
y preferí
Estrabón a
Marco Aurelio.