jueves, 3 de marzo de 2016

EL QUIJOTE 58. ¿QUEREMOS PURÉ?

En los Jueves Sociales , su columna de El Periódico de Extremadura, Pilar Galán, que pronto estará con nosotros para hablar sobre Tecleo en vano, escribe sobre El Quijote, Cervantes, y cómo leer. Atentos:

Cervantes deshilachado


Nos hemos acostumbrado a que un poema tenga solo ciento cuarenta caracteres, tipo pensamiento sufí o estallido fugaz de ingenio, qué más da si da lo mismo, a que todo cuento sea microrrelato, y a que las novelas se nos caigan de las manos a no ser que sean una mezcla de Twitter y Facebook con estética de videoclip. De teatro, mejor ni hablamos. Un soneto ya es mucho, una obra en verso, un desatino, y los textos dramáticos no son lo importante, sino un mero acompañamiento de un espectáculo de luz y sonido a la altura de un parque de atracciones. Con estos mimbres, a ver quién es el guapo que celebra a Cervantes , con lo que escribía. Anda que no tiene páginas El Quijote, demasiadas. Le sobran unas pocas, las que van desde En un lugar de la Mancha hasta se murió cuerdo. Yo no digo que no se puedan salvar algunas frases, pero capítulos enteros... Y las Novelas ejemplares, larguísimas. Y el Persiles , eterno. Si es que así no se puede llegar a los jóvenes. A ver qué le hubiera costado escribir aforismos, o meter más fantasía, elfos, dragones, menos molinos, eso sí, y alguna escena de amor más subidita, una Dulcinea firmando un contrato de sumisión, mucho más romántico, dónde va a parar. Nos quejamos de que los políticos no se hayan esforzado en organizar una celebración en condiciones, pero es que Cervantes tampoco se lo ha puesto fácil. Pues anda que no tienen ellos ocupaciones ahora como para enredarse en celebrar a un escritor muerto hace tanto. Y que escribe así, tan antiguo, con palabras que ya no se usan en ningún sitio. No hace libros para jóvenes, no, a no ser que los pasemos por la trituradora de lo políticamente correcto y se lo demos a nuestros chicos en sencillo puré, a cucharadas, no sea que lean El celoso extremeño y se sientan ofendidos en su identidad de comunidad autónoma, o La ilustre fregona, que no fregono, o La española inglesa, y la liemos con el Peñón, y ya lo último y más peligroso, no sea que se acerquen sin protección a Rinconete y Cortadillo o El licenciado vidriera y les dé por pensar, o por hacer comparaciones con lo que ven, y entonces ya la tenemos liada.

martes, 1 de marzo de 2016

EL QUIJOTE 57. CERVANTES: DE LA VIDA AL MITO


Lo leemos en El País, y nos alegramos: 


Los Reyes refuerzan su respaldo al año cervantino

Después de las críticas a la estrategia del centenario desde la RAE y otros ámbitos, inauguran la exposición de la Biblioteca Nacional

En el último capítulo de las glorias y miserias del año cervantino, la semana pasada, Darío Villanueva, director de la Real Academia Española (RAE), pedía un “gesto trascendente” para una, hasta ahora, deslucida conmemoración del homenaje al escritor. El viernes pasado, la Casa del Rey reaccionaba al enviar en su agenda para los próximos días la presencia de los Reyes en un acto crucial: la inauguración de una exposición sobre el autor del Quijote en la Biblioteca Nacional titulada Miguel de Cervantes: de la vida al mito (1616-2016).

“Habrá más”, comentan desde el entorno de la RAE y la comisión que organiza la conmemoración. Pero depende en parte de la situación política derivada de las últimas elecciones y la formación de Gobierno. Felipe VI anuló un crucial viaje al Reino Unido por la ronda de consultas para designar un candidato. Dentro de ese viaje de Estado estaban previstos algunos actos en los que se rendía homenaje conjunto a Shakespeare y a Cervantes, cuyo cuarto centenario de la muerte de ambos, coincide.

Si esta semana marcha todo sin sobresaltos en la agenda política de Felipe VI, los Reyes podrían anunciar su presencia también al Congreso del Español, que se celebrará en San Juan de Puerto Rico entre el 15 y el 18 de marzo. Unas cita, según los organizadores, “con un claro sesgo cervantino”, que reunirá a expertos mundiales en torno a mesas relacionadas con la creación, el lenguaje, las nuevas tecnologías y la creciente expansión del idioma a nivel global.

La Casa del Rey, preocupada ante las críticas vertidas por la estrategia y la organización del debido homenaje a Cervantes, ha decidido tomar más peso en las mismas. El vacío de poder ha coincidido con un deslucido inicio de los actos que ha originado bastantes quejas, a varios niveles, incluido el institucional. El Gobierno en funciones empezó a reaccionar ante las críticas vertidas otorgando a la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría protagonismo en la presentación el pasado 9 de febrero del programa global, con cientos de acciones relacionadas con la vida y la obra del autor en todo el mundo.

Pero todo parece indicar que la implicación de don Felipe y doña Letizia en los actos crecerá a partir de esta semana. Miguel de Cervantes: de la vida al mito, organizada por la Biblioteca Nacional y Acción Cultural Española (ACE), es uno de los acontecimientos estrella del año cervantino. La muestra reúne el más completo conjunto de obras relacionadas con el autor y su fundamental huella literaria. Cuenta con fondos que provienen de colecciones como la propia de la Biblioteca Nacional -la mayor del mundo centrada en el escritor-, que se complementará con materiales de otras instituciones nacionales y extranjeras.

El Archivo Histórico Nacional, la Real Academia Española, el Archivo de Simancas, Museo del Prado, Ayuntamiento de Alcalá de Henares o la Biblioteca Nacional de Francia y el British Museum han cedido una valiosa aportación para participar activamente en la muestra.

Se podrán contemplar desde el retrato de Cervantes pintado por Juan de Jáuregui, que durante mucho tiempo se consideró la imagen real del autor, dos ejemplares de la presunta carta que envió al Cardenal Sandoval pocos días antes de su muerte en Madrid, la partida de nacimiento del escritor, conservada en el Ayuntamiento de Alcalá de Henares, un amplio espacio dedicado a El Quijote, así como episodios como los de la batalla de Lepanto y su cautiverio en Argel.


domingo, 28 de febrero de 2016

EL QUIJOTE 56. CERVANTES NO ASISTIRÁ A SU FUNERAL

En Navegar al desvío, Manuel Rivas  reflexiona sobre el IV Centenario de Cervantes. Leemos juntos:

Cervantes, Santiago y abre España

La desidia del gobierno con el aniversario de la muerte de Cervantes contrasta con el programa de Reino Unido para Shakespeare

Es muy probable que Cervantes no asista a los actos del IV centenario de su muerte.

En primer lugar, porque el funeral está muy mal organizado. Y además, porque Cervantes está muy vivo. Más contemporáneo que nunca. “Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y nariz corva, aunque bien proporcionada”, dice en su autorretrato. Alegres ojos. Una mirada que traspasa los siglos. Un clásico de transfusión incesante, que reactiva el presente con ironía, libertad y maravilla. La que está difunta es la oficialidad cultural, con un Gobierno ahora en funciones, pero que ha estado pasmado para la cultura cuatro años como cuatro siglos. Cuando no pasmado, faltón. Es un lugar común en debates y tertulias el descartar la teoría de las conspiraciones. Conspiranoico es una descalificación que te deja fuera de juego, como a un disidente chiflado. Así que yo tampoco creo en las conspiraciones, pero haberlas haylas. Y contra la cultura en España ha habido algo muy parecido a una conspiración. No, no creo que se haya reunido un comité bajo el epígrafe ¿Cómo acabar de una vez por todas con la cultura? Eso sería demasiado divertido. Hay que tener cierta cultura incluso para acabar con la cultura.

La de “política cultural” no es una expresión feliz, pero más infeliz es una política cultural consistente en embestir contra la cultura. Y esa es la manera campante, incluso en el hablar. El acometer.

Con ese don de reactivar el presente desde el pasado, lo expresa Cervantes por boca de Sancho Panza en la segunda parte de El Quijote: “Tiempos hay de acometer, y tiempos de retirar, y no ha de ser todo ¡Santiago y cierra España!”.


Eso que dice Sancho a Sansón Carrasco, eso sí que es un tuit que atraviesa la historia, un mensaje portador de sentido, un regalo de ironía y sutileza contra la gran costra de intolerancia y grosería.
En la España de hoy, el acometer se ha convertido en una adicción. El líder que niega el saludo al interlocutor. El cargo que disculpa la corrupción del propio partido con la corrupción de los otros, a ver quién acarrea más sacos de mierda. La declaración que demoniza al otro, el uso del lenguaje como arma destructiva. Resulta muy alarmante, por ejemplo, que una parte importante de ciudadanos que reclaman de forma pacífica una consulta, lo que llaman el “derecho a decidir”, sean tratados como una especie de subciudadanos con los que es pecado constitucional dialogar. Lástima que no motivaran más reflexiones, en lugar de acometidas, las palabras de Julio Rodríguez, militar y cervantino, exjefe de Estado Mayor de la Defensa, cuando habló de una “propuesta para enamorar a Cataluña”. No, no todo va a ser acometer. No todo va a ser ¡Santiago y cierra España!

La imprevisión y la desidia gubernamental en el caso del IV Centenario de la muerte de Cervantes, que contrasta con el programa conmemorativo de Reino Unido sobre Shakespeare, es una consecuencia de esa política de la acometida permanente. Cuando toda la estrategia se centra en la acometida, se atrofia la capacidad para convocar y unir, para crear confianzas básicas. Para el IV Centenario hay un interlocutor imprescindible, la Real Academia Española, que hoy preside un hombre sabio y cervantino, Darío Villanueva. Se ha perdido mucho tiempo, hay mucha gente indignada. Ni siquiera el ilustre florete de Luis María Anson, que cimbrea indignado en su tribuna de El Cultural, ha conseguido despeinar a Cristóbal Montoro, ducho especialista en acometidas culturales.

Si algo puede unir pluralidades y crear una confianza básica en España es Cervantes. Eso no significa que la cultura española, y la literatura en particular, sea de tradición muy cervantina. La obra de Cervantes, tan audaz, tan valiente, pertenece a la tradición de la antitradición. Su gran revolución, la ironía, enlaza con la cultura popular carnavalesca, la estirpe del humor que conoce el dolor y hace pensar. Por eso este Gobierno, ya zombi, y los que vengan deberían ser, para empezar, más cervantinos. Es decir, entender que la cultura es el líquido amniótico de la libertad. Y que la libertad está para ejercerla. La crítica y el inconformismo son parte de la identidad de la gente de la cultura. Le dice Sancho al barbero: “Yo no estoy preñado de nadie ni soy hombre que me dejaría empreñar del rey que fuese”. Ante la libertad, no decora al Poder el capricho de ser vengativo.

Pero cuando se está en permanente acometida no se escucha al otro. No se escucha ni a Cervantes.