LOS PRÉSTAMOS EN EL ESPAÑOL
El idioma español ha tomado siempre préstamos, esas palabras útiles que aportan otras lenguas y que, adaptadas a la fonética propia se incorporan a la lengua habitual de la gente. No hay un solo idioma importante en el mundo que no haya recibido donaciones. La palabra peseta procede del catalán; albañil nos la dejaron los árabes; bramar nos la dieron los godos. Nuestra lengua ahora consta de 83.500 palabras base (el recuento de vocablos formados mediante sufijos y derivados aumentaría notablemente la cifra). La base de nuestro idioma la dio el latín, a través del que entraron la mayoría de helenismos: baño, cesta, cuchara, cuerda, espada, espuerta, sábana, estopa, saco, bodega, cal, piedra, plaza, espárrago, esparto, olivo, bautismo, Biblia, blasfemar, clérigo, coro, diablo, catedral, patriarca, profeta, anatomía, apoplejía, estómago, catarro, filosofía, gramática, aritmética, astrólogo, astrónomo, astrología, planeta, arteria, cardiaco, cólico, diarrea, epilepsia, gangrena, pronóstico, antídoto, cráneo, metáfora, idioma, paradoja, paréntesis, problema, símbolo, enciclopedia, sinónimo, asfixia, autopsia, hemorragia, miope, antología, sinfonía, crisis.
La lengua castellana ha tomado siempre préstamos, esas palabras útiles que aportan
otras lenguas adaptadas a la nuestra y que se incorporan al habla habitual de
la gente.
No
hay un solo idioma importante en el planeta que no haya recibido donaciones. La
base de nuestro idioma la dio el latín, que a su vez acogió palabras de las
lenguas prerromanas.
Así,
la lengua
vasca aportó al castellano palabras como boina, aquelarre, kiosco, cachorro, chaparro, cencerro, pizarra, zurdo, urraca. En latín existía la palabra sinistra, que significaba
"izquierda", pero perdió en castellano ese significado y tomó un
valor peyorativo (siniestro), y el
significado de "izquierda" lo tomó una palabra vasca , ezquera, que dio nuestra izquierda.
En el noreste estaba situado el pueblo
celta que nos dejó palabras como gancho, greña, losa, serna, álamo, berro, bota, brezo. Otras lenguas
prelatinas nos dejaron alud, arroyo, gusano, madroño, manteca, páramo, becerro, bruja, cama, charco y garrapata. Otros pueblos anteriores a los romanos también nos
prestaron muchas palabras hoy todavía actuales: abarca, alcornoque, barranco, camorra, carrascal, caspa, gabarda, galápago, garabato, moño, morcón, muñeca, muñón, vega.
Los
godos
nos dejaron palabras relacionadas con la guerra: tregua, arenga, espía, banda, ganar, guardia, guardián, espía, ropa, hato, brote, parra, esquilar, serón, aspa, rueca, ganso, gavilán, agasajar, ufano, rapar, triscar, Álvaro, Fernando, Rodrigo, Rosendo, Argimiro, Elvira, Gonzalo, Alfonso, Adolfo, Ramiro, Galindo. Y los patronímicos y topónimos
terminados en -ez y -iz .
Los
helenismos
que encontramos en nuestra lengua son más de cuatro mil doscientos. Los
helenismos vienen generalmente a través del latín, palabras para referirse a la
vida cotidiana: baño, cesta, cuchara, cuerda, espada, espuerta, sábana, estopa, saco, bodega, cal, piedra, plaza, espárrago, esparto, olivo. Y
también con el lenguaje eclesiástico: bautismo,
biblia, blasfemar, clérigo, coro, diablo, catedral, coro, patriarca, profeta. A lo
largo de la historia, desde el siglo XII hasta hoy, han llegado palabras
relacionadas con la ciencia como anatomía,
apoplejía, estómago, catarro, filosofía, gramática, aritmética, astrólogo, astrónomo, astrología, planeta, arteria, cólico, diarrea, epilepsia, gangrena, pronóstico, antídoto, ántrax, cráneo, metáfora, idioma, paradoja, paréntesis, problema, símbolo, enciclopedia, asfixia, autopsia, hemorragia, miope, antología, sinfonía, autonomía, crisis, biografía, autógrafo, anemia, anestesia, psiquiatría, asteroide, cosmos, cráter, teléfono. Y muchos de los sufijos que
hoy utilizamos (hemi-, orto-).
Los
árabes hicieron llegar a nuestra lengua unas cuatro mil palabras: acebuche, aceite, aceituna, acelga, acequia, adarve, adobe, adoquín, ajedrez, ajuar, alacena, albahaca, alberca, alarde, albañil, albaricoque, alberca, albornoz, alcalde, alcaide, alcanfor, alcachofa, alcazaba, alcázar, alcoba, alcohol, aldea, alfanje, alférez, alforjas, alfil, alfombra, algarabía, algodón, alguacil, alhaja, alhelí, alicate, aljibe, almacén, almanaque, almazara, almena, almíbar, almirante, almirez, almohada, alpargata, alquiler, alquitrán, altramuz, alubia, amén, argolla, arrallán, arrecife, arroba, arroz, asesino, atalaya, atarjea, atún, azabache, azafrán, azahar, azar, azotea, azúcar, azucena, azul, azulejo, baño, barrio, bellota, berenjena, café, caraba, cárabo, caravana, carcajada, carmesí, cazurro, cero, ceutí, cifra, chaleco, dado, daga, embarazar, espinaca, falúa, fanega, fideo, fulano, gandul, guarismo, guitarra, hachís, ¡hala!, hazaña, ¡hola!, jabalí, jaque, jaqueca, jara, jarabe, jarra, jeta, jineta, jinete, jirafa, joroba, laca, lima, limón, mandil, marfil, máscara, momia, naranja, noria, nuca, ¡ojalá!, ¡olé!, paraíso, recua, rehén, res, rincón, sandía, tabique, talco, talega, tambor, tarifa, tarima, taza, zaguán, zaíno, zanahoria, zorzal, zurriaga.
Las
lenguas indígenas de América aportaron después muchos conceptos que los
españoles de entonces no podían encontrar, porque desconocían las realidades a
las que se referían; palabras mayas, del quechua, del nahuatl, del taíno, del
guaraní, araucano o mapuche, el caribe, el aimara. Y así hoy están en nuestra
lengua ajolote, canoa, caoba, maíz, maní, sabana, yuca, cacique, aguacate, coyote, hule, jícara, nopal, petaca, petate, alpaca, cancha, coca, cacao, llama, mate, puma, mapache, jaguar, petunia, tabaco, tiburón, tiza, tomate, papa.
Otras
lenguas con las que compartió espacio el español han aportado igualmente
durante siglos palabras que hoy sentimos muy nuestras. Así, del catalán hemos
recibido anguila, calamar, rape, anís, paella, escalfar, entremés, escarola, vinagre, barraca, nao, delantal, picaporte, reloj, galera, capicúa, timonel, mercader, oferta, cartel, cordel, cotejar, prensa, papel, imprenta. A nadie
puede extrañarle que la palabra que designa la moneda española, peseta, sea de origen catalán.
De
la lengua que hablan los portugueses hemos recibido palabras como carabela, ostra, mejillón, buzo, chubasco, pleamar, vigía, virar.
El
italiano dejó buena parte de su herencia en el arte de la música: soneto, terceto, barítono, alto, bajo, tener, mandolina, piano, viola, violín, violonchelo, cantata, concierto, compositor, fusa, madrigal, libreto, ópera, pero
también brújula, corsario, bombardear, escopeta, escolta, mosquete, mosquetero, fragata, zarpar.
A
través del Camino de Santiago llegaron a nuestra lengua muchos galicismos, y
así hoy tenemos blandir, jamón, jefe, corcel, aliar, galopar, trotar, capellán, capitel, fraile, hereje, hostal, mesón. La más francesa de nuestras palabras es español, que sustituyó a "españón". En el siglo de oro
entran palabras como damisela, etiqueta, peluca, servilleta, jardín. Han llegado también al español
palabras como cotizar, endosar, financiero, finanzas, garantía, letra de cambio, aviación,
aterrizaje, biela, bobina, bujía, camión, descapotable, garaje, autobús, burocracia, buró, comité, compló, chalé, bidé, parqué, quinqué, paté, consomé, coñac, suflé, bisté, escalope, carné, gripe, turista, élite, chófer.
Del
inglés hemos recibido palabras como camping,
baby-sitter, auto-stop, smoking
(aunque ninguna de estas dos últimas palabras existen en inglés), striptease, football, parking, recordman, dancing, bestseller, cameraman, cassette, copyright, disc-jockey, film, meeting, hit-parade, flash, offset, mass-media, script, poster, playback, pop, show, speaker, spot, trailer, video, bikini, charter, jersey, boom, leasing, manager, marketing, self-service,
interview, stock, base-ball, set, groggy, lob, holding, match, panty, pullover, spray, test, shorts, y otros que se han acomodado a
nuestra fonética y a nuestra ortografía como aeropuerto, inflacción, ecología, esquizofrenia, fobia, fuelóleo, gasóleo, síndrome, tándem. En apenas unas décadas se han
colocado en nuestra lengua tantas palabras como el árabe en ocho siglos.
Algunas de estas palabras se acomodan a la nuestra, como beisbol,
líder, fútbol o mitin, por más
que hayamos intentado balompié, pelota-base, arenga, acto electoral o discurso político. Pero ojo, muchos de
los anglicismos que, por ejemplo, creíamos en 1993 que se iban a incorporar a
nuestra lengua, se han olvidado. Tiempo al tiempo. Vamos adoptando los
conceptos que nos pueden ser útiles: aeropuerto,
cibernética, rugby, gol, poni, boxeo, boxeador, boxear. Entran palabras como bricolaje y sus derivados (bricobazar, bricotienda, bricotrabajo)
por ser neologismos necesarios. Pero baby
sitter es canguro; spray, pulverizador o aerosol; lob, globo; drive, derechazo; trailer, avance; match, partido; mass-media, medios de comunicación; wagons-lit, coche cama; manager, representante; hacer auto-stop, hacer dedo;
show, espectáculo; cassette, grabadora o cinta; stocks, reservas; holding, grupo; disc-jockey, pinchadiscos; interview, entrevista; spot, anuncio; self-service, autoservicio; speaker, portavoz; best-seller, éxito; recordman, plusmarquista; overboking,
saturación; Dentro de poco, ¡ojalá!,
dejaremos de desayunar huevos con bacon,
para hacerlo con panceta; dejaremos
de escuchar el walkman (¿o walkwoman?) y llevaremos puestos los
cascos, y la caja de leche en tetrabrik
será "un cartón de leche".
Las mujeres dejarán de tomar el sol en top
less para "tomar el sol en
tetas".