jueves, 28 de septiembre de 2017



ictus
Del lat. ictus 'golpe', 'golpeteo rítmico con el que se medían versos'.
1. m. Med. Enfermedad cerebral de origen vascular que se presenta de un modosúbito.
2. m. Métr. Acento métrico.
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Recuerde que no varían en el plural los sustantivos terminados en –s que poseen al menos dos sílabas y no son agudos; por eso decimos peligrosos ictus. Observe otras palabras semejantes:


         
SINGULAR
PLURAL
SINGULAR
PLURAL
La dosis
Las dosis
El alias
Los alias
El oasis
Los oasis
El análisis
Los análisis
La Síntesis
Las Síntesis
El ántrax
Los ántrax
El lunes
Los lunes
El cactus
Los cactus
El martes
Los martes
La carias
Las caries
El miércoles
Los miércoles
El chasis
Los chasis
El jueves
Los jueves
El clímax
Los clímax
El viernes
Los viernes
La crisis
Las crisis
La dosis
Las dosis
El dúplex
Los dúplex
La facies
Las facies
El fénix
Los fénix
La pelvis
Las pelvis
El rictus
Los rictus
El télex
Los télex
El tórax
Los tórax
         
          También permanecen inalterados los sustantivos que acaban en ps: los bíceps, los tríceps, los cuádriceps, los fórceps.

          Algunos nombres de personas, despectivos, terminados en as, se emplean sin variación en singular y en plural: aguafiestas, boceras, gilipollas, manitas, manazas, chapuzas, bocazas o bocas, bragazas. Y también se comporta del mismo modo calzonazos. Piense también en un piernas, un botones, un agonías, un pelmas (aunque también pelma). Las señoras se ponen un picardías, y viajamos en un cercanías o en un mercancías. A veces compramos en un decomisos. Son palabras con apariencia de plural que usamos en singular.

          Por otro lado, observe:

SINGULAR
PLURAL
metrópoli / metrópolis
metrópolis
efeméride / efemérides
efemérides

miércoles, 27 de septiembre de 2017




chompa
Del ingl. jumper.
1. f. Bol., Ec., Par., Perú y Ur. jersey1.
2. f. Col., Ec. y Pan. cazadora (‖ chaqueta corta y ajustada a la cadera).
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LOS PRÉSTAMOS EN EL ESPAÑOL

            El idioma español ha tomado siempre préstamos, esas palabras útiles que aportan otras lenguas y que, adaptadas a la fonética propia se incorporan a la lengua habitual de la gente.  No hay un solo idioma importante en el mundo que no haya recibido donaciones.  La palabra peseta procede del catalán; albañil nos la dejaron los árabes; bramanos la dieron los godos.  Nuestra lengua ahora consta de 83.500 palabras base (el recuento de vocablos formados mediante sufijos y derivados aumentaría notablemente la cifra). La base de nuestro idioma la dio el latín, a través del que entraron la mayoría de helenismos: baño, cesta, cuchara, cuerda, espada, espuerta, sábana, estopa, saco, bodega, cal, piedra, plaza, espárrago, esparto, olivo, bautismo, Biblia, blasfemar, clérigo, coro, diablo, catedral, patriarca, profeta, anatomía, apoplejía, estómago, catarro, filosofía, gramática, aritmética, astrólogo, astrónomo, astrología, planeta, arteria, cardiaco, cólico, diarrea, epilepsia, gangrena, pronóstico, antídoto, cráneo, metáfora, idioma, paradoja, paréntesis, problema, símbolo, enciclopedia, sinónimo, asfixia, autopsia, hemorragia, miope, antología, sinfonía, crisis.

La lengua castellana ha tomado siempre préstamos, esas palabras útiles que aportan otras lenguas adaptadas a la nuestra y que se incorporan al habla habitual de la gente.

            No hay un solo idioma importante en el planeta que no haya recibido donaciones. La base de nuestro idioma la dio el latín, que a su vez acogió palabras de las lenguas prerromanas.

            Así, la lengua vasca aportó al castellano palabras como boina, aquelarre, kiosco, cachorro, chaparro, cencerro, pizarra, zurdo, urraca. En latín existía la palabra sinistra, que significaba "izquierda", pero perdió en castellano ese significado y tomó un valor peyorativo (siniestro), y el significado de "izquierda" lo tomó una palabra vasca , ezquera, que dio nuestra izquierda.

             En el noreste estaba situado el pueblo celta que nos dejó palabras como gancho, greña, losa, serna, álamo, berro, bota, brezo. Otras lenguas prelatinas nos dejaron  alud, arroyo, gusano, madroño, manteca, páramo, becerro, bruja, cama, charco y garrapata. Otros pueblos anteriores a los romanos también nos prestaron muchas palabras hoy todavía actuales: abarca, alcornoque, barranco, camorra, carrascal, caspa, gabarda, galápago, garabato, moño, morcón, muñeca, muñón, vega.

            Los godos nos dejaron palabras relacionadas con la guerra: tregua, arenga, espía, banda, ganar, guardia, guardián, espía, ropa, hato, brote, parra, esquilar, serón, aspa, rueca, ganso, gavilán, agasajar, ufano, rapar, triscar, Álvaro, Fernando, Rodrigo, Rosendo, Argimiro, Elvira, Gonzalo, Alfonso, Adolfo, Ramiro, Galindo. Y los patronímicos y topónimos terminados en -ez y -iz .

            Los helenismos que encontramos en nuestra lengua son más de cuatro mil doscientos. Los helenismos vienen generalmente a través del latín, palabras para referirse a la vida cotidiana: baño, cesta, cuchara, cuerda, espada, espuerta, sábana, estopa, saco, bodega, cal, piedra, plaza, espárrago, esparto, olivo. Y también con el lenguaje eclesiástico: bautismo, biblia, blasfemar, clérigo, coro, diablo, catedral, coro, patriarca, profeta. A lo largo de la historia, desde el siglo XII hasta hoy, han llegado palabras relacionadas con la ciencia como anatomía, apoplejía, estómago, catarro, filosofía, gramática, aritmética, astrólogo, astrónomo, astrología, planeta, arteria, cólico, diarrea, epilepsia, gangrena, pronóstico, antídoto, ántrax, cráneo, metáfora, idioma, paradoja, paréntesis, problema, símbolo, enciclopedia, asfixia, autopsia, hemorragia, miope, antología, sinfonía, autonomía, crisis, biografía, autógrafo, anemia, anestesia, psiquiatría, asteroide, cosmos, cráter, teléfono. Y muchos de los sufijos que hoy utilizamos (hemi-, orto-).

            Los árabes hicieron llegar a nuestra lengua unas cuatro mil palabras: acebuche, aceite, aceituna, acelga, acequia, adarve, adobe, adoquín, ajedrez, ajuar, alacena, albahaca, alberca, alarde, albañil, albaricoque, alberca, albornoz, alcalde, alcaide, alcanfor, alcachofa, alcazaba, alcázar, alcoba, alcohol, aldea, alfanje, alférez, alforjas, alfil, alfombra, algarabía, algodón, alguacil, alhaja, alhelí, alicate, aljibe, almacén, almanaque, almazara, almena, almíbar, almirante, almirez, almohada, alpargata, alquiler, alquitrán, altramuz, alubia, amén, argolla, arrallán, arrecife, arroba, arroz, asesino, atalaya, atarjea, atún, azabache, azafrán, azahar, azar, azotea, azúcar, azucena, azul, azulejo, baño, barrio, bellota, berenjena, café, caraba, cárabo, caravana, carcajada, carmesí, cazurro, cero, ceutí, cifra, chaleco, dado, daga, embarazar, espinaca, falúa, fanega, fideo, fulano, gandul, guarismo, guitarra, hachís, ¡hala!, hazaña, ¡hola!, jabalí, jaque, jaqueca, jara, jarabe, jarra, jeta, jineta, jinete, jirafa, joroba, laca, lima, limón, mandil, marfil, máscara, momia, naranja, noria, nuca, ¡ojalá!, ¡olé!, paraíso, recua, rehén, res, rincón, sandía, tabique, talco, talega, tambor, tarifa, tarima, taza, zaguán, zaíno, zanahoria, zorzal, zurriaga.

            Las lenguas indígenas de América aportaron después muchos conceptos que los españoles de entonces no podían encontrar, porque desconocían las realidades a las que se referían; palabras mayas, del quechua, del nahuatl, del taíno, del guaraní, araucano o mapuche, el caribe, el aimara. Y así hoy están en nuestra lengua ajolote, canoa, caoba, maíz, maní, sabana, yuca, cacique, aguacate, coyote, hule, jícara, nopal, petaca, petate, alpaca, cancha, coca, cacao, llama, mate, puma, mapache, jaguar, petunia, tabaco, tiburón, tiza, tomate, papa.

            Otras lenguas con las que compartió espacio el español han aportado igualmente durante siglos palabras que hoy sentimos muy nuestras. Así, del catalán hemos recibido anguila, calamar, rape, anís, paella, escalfar, entremés, escarola, vinagre, barraca, nao, delantal, picaporte, reloj, galera, capicúa, timonel, mercader, oferta, cartel, cordel, cotejar, prensa, papel, imprenta. A nadie puede extrañarle que la palabra que designa la moneda española, peseta, sea de origen catalán.

            De la lengua que hablan los portugueses hemos recibido palabras como carabela, ostra, mejillón, buzo, chubasco, pleamar, vigía, virar.

            El italiano dejó buena parte de su herencia en el arte de la música: soneto, terceto, barítono, alto, bajo, tener, mandolina, piano, viola, violín, violonchelo, cantata, concierto, compositor, fusa, madrigal, libreto, ópera, pero también brújula, corsario, bombardear, escopeta, escolta, mosquete, mosquetero, fragata, zarpar.

            A través del Camino de Santiago llegaron a nuestra lengua muchos galicismos, y así  hoy tenemos blandir, jamón, jefe, corcel, aliar, galopar, trotar, capellán, capitel, fraile, hereje, hostal, mesón. La más francesa de nuestras palabras es español, que sustituyó a "españón". En el siglo de oro entran palabras como damisela, etiqueta, peluca, servilleta, jardín. Han llegado también al español palabras como cotizar, endosar, financiero, finanzas, garantía, letra de cambio, aviación, aterrizaje, biela, bobina, bujía, camión, descapotable, garaje, autobús, burocracia, buró, comité, compló, chalé, bidé, parqué, quinqué, paté, consomé, coñac, suflé, bisté, escalope, carné, gripe, turista, élite, chófer.

            Del inglés hemos recibido palabras como camping, baby-sitter, auto-stop, smoking (aunque ninguna de estas dos últimas palabras existen en inglés), striptease, football, parking, recordman, dancing, bestseller, cameraman, cassette, copyright, disc-jockey, film, meeting, hit-parade, flash, offset, mass-media, script, poster, playback, pop, show, speaker, spot, trailer, video, bikini, charter, jersey, boom, leasing, manager, marketing, self-service, interview, stock, base-ball, set, groggy, lob, holding, match, panty, pullover, spray, test, shorts, y otros que se han acomodado a nuestra fonética y a nuestra ortografía como aeropuerto, inflacción, ecología, esquizofrenia, fobia, fuelóleo, gasóleo, síndrome, tándem. En apenas unas décadas se han colocado en nuestra lengua tantas palabras como el árabe en ocho siglos. Algunas de estas palabras se acomodan a la nuestra,  como beisbol, líder, fútbol o mitin, por más que hayamos intentado balompié, pelota-base, arenga, acto electoral o discurso político. Pero ojo, muchos de los anglicismos que, por ejemplo, creíamos en 1993 que se iban a incorporar a nuestra lengua, se han olvidado. Tiempo al tiempo. Vamos adoptando los conceptos que nos pueden ser útiles: aeropuerto, cibernética, rugby, gol, poni, boxeo, boxeador, boxear. Entran palabras como bricolaje y sus derivados (bricobazar, bricotienda, bricotrabajo) por ser neologismos necesarios. Pero baby sitter es canguro; spray, pulverizador o aerosol; lob, globo; drive, derechazo; trailer, avance; match, partido; mass-media, medios de comunicación; wagons-lit, coche cama; manager, representante; hacer auto-stop, hacer dedo; show, espectáculo; cassette, grabadora o cinta; stocks, reservas; holding, grupo; disc-jockey, pinchadiscos; interview, entrevista; spot, anuncio; self-service, autoservicio; speaker, portavoz; best-seller, éxito; recordman, plusmarquista; overboking, saturación; Dentro de poco, ¡ojalá!, dejaremos de desayunar huevos con bacon, para hacerlo con panceta; dejaremos de escuchar el walkman (¿o walkwoman?) y llevaremos puestos los cascos, y la caja de leche en tetrabrik será "un cartón de leche". Las mujeres dejarán de tomar el sol en top less para "tomar el sol en tetas".