David Trueba, en su artículo de opinión de El País sobre televisión, también analiza la búsqueda de los huesos
de Cervantes. Nos parece interesante
leerlo aquí:
La
televisión exige siempre que te sumes a la riada. Si hay festejo, esperan la
euforia. Si hay drama, cuentan con el dolor colectivo. Por eso tuvo tanta
gracia la irrupción del profesor Francisco
Rico en Los desayunos de TVE.
Faltaban minutos para que se conectara en directo con la rueda de prensa que
señalaría si por fin se había dado con los huesos de don Miguel de Cervantes. Todo estaba preparado para el fuego de
artificio, hasta que el académico contestó con bastante escepticismo que todo
este asunto le parecía una chorrada. Fue tal el grado de estupor que, con
paciencia infinita, Francisco Rico
trató de explicar que los cadáveres son el detritus de un ser humano y que lo
cuenta es la flor de su obra. Y, consciente del grado de anticlímax que había
causado, trató de compensar el instante, invitando a leer El Quijote en fragmentos, al azar, sin las imposiciones
escolares, y hasta aseguró que, si encontraban por fin los restos óseos, él
mismo llevaría flores ante la urna. Pero, vamos, esto último lo dijo más por no
desanimar del todo a los que le convocaban.
La idea de que encontrar los huesos de Cervantes provocará una fuerte llegada
de divisas a la capital en forma de turismo, planeaba por todas las referencias
oficiales al asunto. La curiosidad por dar con el cadáver del español más
inmortal provocó el interés general. Saciado un poco a medias y algo húmedas
las tracas celebratorias, nos queda un maravilloso instante de necrocultura,
esa afición tan española a celebrar al autor muerto, porque de este modo no
puede resultar ya incómodo para nadie.
Pero el día había amanecido triste de
verdad. La irónica irrupción de Francisco
Rico ayudó a sobrellevarlo. Pero en la mañana supimos que había muerto Juan Claudio Cifuentes, Cifu, uno de esos
esforzados divulgadores de cultura, cuyos programas de jazz, siempre entre
amigos, fueron un referente en la tele y la radio públicas. Cuando le dieron la
Medalla de Bellas Artes se permitió
afirmar que la recogía con la esperanza de que sirviera para ayudar a los
músicos de jazz en nuestro país. Locales, conciertos, disqueras, emisoras,
programas, escuelas, todo eso es necesario para que mañana tengamos algún hueso
que buscar con orgullo patriótico.