domingo, 19 de octubre de 2014

EL QUIJOTE 7. EL ÉXITO DE TODOS LOS FRACASOS


Escribiendo El Quijote

Buscamos los orígenes literarios de El Quijote en el Entremés de los romances, en la figura del hidalgo Camilote que incluyó Gil Vicente en su Don Duardos, en el Orlando furioso o en los libros de caballerías.  Lo que sí sabemos es que, a finales del siglo XVI, Cervantes había claudicado en su afán de hacerse un nombre en la farándula. Lo dice en el prólogo a sus Ocho comedias:

Tuue otras cosas en que ocuparme, dexè la pluma y las comedias, y entrò luego el monstruo de naturaleza, el gran Lope de Vega,  y alçóse con  la monarquia comica. Auassallò y puso debaxo de su juridicion a todos los farsantes; llenò el mundo de comedias proprias, felices y bien razonadas, y tantas, que passan de diez mil pliegos los que tiene escritos, y todas, que es vna de las mayores cosas que puede dezirse, las ha visto representar, o oydo dezir, por lo menos, que se han representado; y si algunos, que ay muchos, han querido entrar a la parte y gloria de sus trabajos, todos juntos no llegan en lo que han escrito a la mitad de lo que el solo.

Con este panorama, sólo la ficciónn narrativa se presentaba como una solución. El Guzmán de Alfarache tuvo un gran éxito. Y Cervantes andaba buscando el éxito popular, artístico y económico. Parodiar los libros de caballerías era una buena opción. Pues dice en el prólogo que todo el libro es “una invectiva contra los libros de caballerías". También dice en la segunda parte que pretende “poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías.

Se trataba de hacer un libro de entretenimiento, hacer un best-seller, del gusto del público y de los editores. Pero reírse de los libros de caballerías se quedó en poco, y los lectores de la época no sólo contemplaban la historia de un loco que confundía los molinos con gigantes, sino también la historia de un caballero que muere de melancolía en su cama

El éxito de El Quijote, le permite a Cervantes publicar las Novelas ejemplares (1613), el Viaje al Parnaso (1614) y las Ocho comedias y ocho entremeses (1615). Pero nada de eso  evitó que viviera  pobre. La novela no le sacó de la pobreza. En 1610 intentó de nuevo salir de España. Lupercio Leonardo de Argensola era el encargado de organizar la corte del nuevo Virrey de Nápoles, el conde de Lemos, pero Cervantes no pudo estar allí, por mucho que lo intentó.

En 1614 apareció impresa una segunda parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, pero firmada por un tal Alonso Fernández de Avellaneda, natural de Tordesillas, y que encubría algún enemigo literario. Se estampó en Tarragona por Felipe Roberto. Cervantes pergeñaba su segunda parte. Pero gracias a esta agresión Cervantes remató su libro y encontró en el apócrifo la ocasión para escribir lo mejor de lo mejor. 

Cervantes menciona en el Prólogo, en la dedicatoria y seis veces más a partir del capítulo LIX a este falso Quijote, al que aniquila al incluirlo en el mundo de su propia ficción y con el que consigue dar mayor verosimilitud al relato y decide que Don Quijote no vaya a Zaragoza como tenía previsto.