domingo, 13 de marzo de 2016

EL QUIJOTE 63. DOS LIBROS SOBRE ELLOS

En su Sillón de orejas, que es donde mejor se lee, la columna semanal que Manuel Rodríguez Rivero tiene en El País, encontramos dos notas sobre dos libros sobre ellos: Cervantes y Shakespeare. Leamos el libro de Jordi Gracia (Miguel de Cervantes. La conquista de la ironía, que ha editado Taurus), y también el de Stephen Greenblatt (El espejo de un hombre, que aparecerá en Debolsillo). Leemos lo que se nos dice de ellos:

Dos biografías

Pese a la tardía y más bien vergonzante presentación del Año Cervantes, seguimos esperando el disparo de salida de los fastos del cuarto centenario

A pesar de la tardía y más bien vergonzante presentación oficial del Año Cervantes, por aquí todavía seguimos esperando el “gesto trascendente” que pedía el director de la RAE como disparo de salida mediático y simbólico de los fastos del cuarto centenario de la muerte del que es el primer escritor de una lengua con 500 millones de hablantes. Quizás, como dijo Javier Cercas, habría que pedirles a los ingleses que se ocuparan ellos de hacerlo, ya que han demostrado merecer a sus glorias literarias bastante más que nosotros a las nuestras. De igual modo que el historiador Jordi Bilbeny sostiene la catalanidad de Cervantes con argumentos más bien peregrinos, retomados luego por el periodista Albert Torras para poder incluir a Cervantes en su libro Gais i lesbianes de la història de Catalunya (Llibres de l’Index, 2009), podríamos inventarnos, para facilitarles el trabajo a los británicos, una anglicidad de Cervantes o, al menos, que fue en su isla donde vivió y escribió El Quijote (en inglés, como buen precursor de Conrad) tras ser capturado en 1588, cuando el desastre de la Invencible. A lo mejor, hasta podían rodar allí un Cervantes in love y aspirar al Oscar, como con la peli de John Madden (1998). Lo poco que se sabe de Cervantes ayudaría a pergeñar, manipulando documentos y crónicas, una nueva leyenda. En todo caso, y aunque se sepa poco, Jordi Gracia se las arreglado par incorporarse con dignidad, erudición y entusiasmo a la lista de esforzados biógrafos de quien tan limitados rastros fehacientes (aparte de su obra) dejó de su peripecia por este mundo (particularmente de sus últimos años). Su estupendo Miguel de Cervantes (Taurus) cuenta con esas carencias documentales y con un conocimiento notable de las fuentes secundarias, y “se detiene aquí o allí, sospecha, explora y pregunta, pero no ficcionaliza ni fantasea”. El Cervantes que nos presenta Gracia es un personaje a la vez genial y accesible, humanísimo y capaz de comprender, a partir de una ironía largamente conquistada, el mundo que le tocó vivir.

La publicación de esta biografía coincide con la de El espejo de un hombre (Debolsillo, inédito), un magnífico retrato biográfico de Shakespeare y de su tiempo a cargo del historiador Stephen Greenblatt, de quien muchos recuerdan El giro (Crítica, 2012), un magistral ensayo de historia cultural (Premio Pulitzer de 2102) acerca del redescubrimiento y difusión en el renacimiento del poema filosófico (y ateo) De rerum natura, de Lucrecio. Greenblatt, que como Gracia tiene que vérselas con un autor excepcional de cuya vida se sabe poco (aún menos que de Cervantes), también invoca la imaginación como auxiliar biográfico, preguntándose si en el caso de Shakespeare (pero, añado, también de Cervantes) sentiríamos la necesidad de explorar su vida si no estuviéramos íntimamente convencidos de que, además de estar inspiradas en obras de quienes le precedieron, las suyas rebosan de experiencia vivida o imaginada.


Dos estupendos ensayos biográficos acerca de sendos genios que nos dejaron hace 400 años y siguen más vivos que nunca.