Fernando Valverde
nos contó en El País algo sobre una
antología de poesía que reúne a los poetas fascinados por El Quijote
La
poesía de Don Quijote
Una
antología editada por Visor reúne
poemas dedicados a la novela de Cervantes
Durante la conversación que mantienen Don Quijote y el Caballero del Verde Gabán, en la obra maestra de Miguel de Cervantes, se produce una de
las descripciones de la poesía más sorprendentes y sensatas. Enterado Don Quijote de las preocupaciones por la
suerte de un joven que quiere dedicarse a la poesía, opina de este modo: "La poesía, señor hidalgo, a mi parecer
es como una doncella tierna y de poca edad y en todo extremo hermosa, a quien
tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son
todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de
autorizar con ella".
A pesar de que Cervantes
declarase en alguna ocasión que la poesía era el don que nunca quiso concederle
el cielo, El Quijote es
un libro que presta atención a la poesía de manera constante. Si a esta
característica le sumamos la inteligentísima definición que Cervantes hace del género, no es de
extrañar que la novela que narra las andanzas de el Caballero de la Triste Figura haya inspirado algunos magníficos
poemas escritos por los poetas más representativos de los últimos siglos.
El poeta granadino Luis
García Montero ha sido el encargado de inaugurar la Biblioteca Cervantina que acaba de poner en marcha la editorial
madrileña Visor. La Poesía, Señor Hidalgo... es
una antología de poemas cervantinos que reúne a autores como Dámaso Alonso, Felipe Benítez Reyes, Gabriel
Celaya, Luis Cernuda, Gerardo Diego, León Felipe, Gloria Fuertes,
Federico García Lorca, Jorge Guillén, Juan Ramón Jiménez, Antonio
Machado, Manuel Machado, Blas de Otero, Pedro Salinas y Miguel de
Unamuno, entre otros.
En opinión de García
Montero, "como cada lector es
dueño y siervo de su mirada, los buenos libros valen para todo. Un libro es un
libro y sus interpretaciones, y corremos el peligro de desconocer el valor del
libro si desconocemos la voluntad de sus intérpretes".
Sobre algunas de esas interpretaciones se estructura el
prólogo que García Montero ha
preparado para la edición, centrándose en las opiniones que los poetas
vertieron sobre el texto cervantino. "Desde
los versos jocosos de Francisco de
Quevedo, hasta la dignificación romántica
de la locura, el personaje de Cervantes cabalgó por la lírica dejando poco a poco
de ser un simple remedo satírico de los caballeros andantes, para transformarse
en un símbolo de la libertad humana y de los bellos sueños condenados a la
derrota", afirma el catedrático de literatura española de la
Universidad de Granada.
Opiniones como la de José
Zorrilla, que en su poema A la estatua de Cervantes manifiesta su
melancolía por el esplendor perdido e insiste en la tradición española desde la
herencia de El Quijote;
o la de una voz civil como la de Ventura
Ruiz Aguilera, el poeta preferido de Francisco
Giner de los Ríos, que no duda en añorar la acción de los locos que son
capaces de cambiar el curso de la historia: "Extraños
locos se han visto; / ¡Locos! Así los llamaban, / porque un ideal amaban... /
como Sócrates y Cristo. // Con el espíritu asisto / a una edad tras otra edad;
/ y esos locos, en verdad / dignos de perpetua gloria, / son el alma de la
historia / y honor de la humanidad".
Como acertadamente expone García Montero, "Don
Quijote, muy templado en sus
apreciaciones líricas, no se mostró partidario de que este delicado género
fuera manoseado, ni de que se dejase traer y llevar por las calles o por los
rincones de los palacios. Sin embargo, la poesía no pudo quedar al margen de
las contradicciones históricas, y a esa necesidad de sentir y meditar las
inquietudes colectivas se debe la reaparición del personaje cervantino en la
lírica contemporánea".
Desde Azorín,
pasando por Rubén Darío y su poema Letanía
de nuestro señor Don Quijote, o el propio Rafael Alberti en un poema escrito para ser leído durante el
discurso de recepción del Premio
Cervantes, en 1983, ofrecen una perspectiva de Don Quijote alejada del loco que se enfrenta a molinos de viento.
Pero además, el lector de la antología puede encontrar
diferentes referencias al libro de Cervantes.
Desde las mujeres de las ventas a los estudiosos del libro o las mejores
ediciones, todo un desfile quijotesco se percibe en los poemas seleccionados
por Montero. "La importancia de El Quijote
ha sobrepasado todas las fronteras y como es lógico también ha sido fundamental
en Hispanoamérica. Por eso he querido abrir esta antología con el proemio de Rubén Darío y cerrarla con el epílogo de Jorge
Luis Borges, dos de los grandes
maestros de nuestra cultura", concluye el granadino.