Ahora que la
sementera está enfrente de la ventana que mira al campo, ahora recordamos este
poema de Juan Ramón Jiménez que nos ayuda a cerrar este mes de octubre.
Forma parte de su libro de disgusto amoroso Sonetos espirituales (1914-1915).
Es un poema que no gustaba al poeta de Moguer, y que a nosotros nos gusta
mucho, mucho. Leamos:
Octubre
Estaba echado yo en la tierra, enfrente
del infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.
Lento, el arado, paralelamente
abría el haza oscura, y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente.
Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno;
a ver si con romperlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.
Juan Ramón
Jiménez: Sonetos espirituales (1914)