martes, 10 de octubre de 2017

CATALANISMOS

sardinel
Del cat. sardinell 'sardina', por semejanza con las sardinas prensadas.
1.    m. Constr. Obra de albañilería hecha con los ladrillos colocados de       canto, en posición vertical, adosados por sus caras. Cornisa, escalón, hechos a    sardinel.
2. m. And. Escalón de entrada de una casa o habitación.
3. m. Col. y Perú. Escalón que forma el borde exterior de la acera.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
Además, son catalanismos alioli, capicúa, esquirol, absenta, añorar, avería, borracho, burdel, cantimplora, chuleta, cohete, congoja, convite, cordel, correo, dátil, fango, fideuá, forastero, guante, macarra, manjar, mercería, molde, naipes, orgullo, pantalla, percha, pincel, porche, prensa, reloj, retrete, salvaje, semblante, trébol.  Y más que ya hemos dicho otras veces (anguila, calamar, rape, anís, paella, escalfar, entremés, escarola, vinagre, barraca, nao, delantal, picaporte, galera, capicúa, timonel, mercader, oferta, cartel, cotejar, papel, imprenta. A nadie puede extrañarle que la palabra que designó la moneda española, peseta, sea de origen catalán.

Ya ve, son muchos los catalanismos del mundo del mar  y sus actividades por la importancia  del comercio marítimo catalán en el Mediterráneo entre el siglo XII y el final de la Edad Media. Así tenemos nombres de embarcaciones (buque, bajel, bergantín, galera, nao, esquife...), y las maniobras y actividades  que en ellas se realizan (viaje, empalmar, amainar, encallar, zozobrar, al socaire...), . Los tripulantes de las naves los llamamos desde el catalán: capitán, timonel, maestre, contramaestre, bogavante, remero.

No pocos fenómenos atmosféricos (tramontana), accidentes geográficos (golfo) o construcciones humanas (muelle ‘embarcadero’) son de origen catalán. El mundo del comercio nos ha dejado palabras como  bala ‘fardo de mercancía’, mercería, mercader, oferta, granel, balance, peaje, pujar, cotejar, lonja, avería ‘daño en la mercancía’...
La prosperidad artesanal catalana hasta el s. XVI e industrial a partir del XIX, ha favorecido la entrada en el castellano de catalanismos referidos a distintos oficios o al trabajo en general (artesano, obrador faena).  Piensa en las ropas que usamos: falda, faja, guante, brocado. No olvidemos al sastre. Hemos usado la carreta, y el volquete o el carruaje. Frente a nuestra casa hay un grúa.

Si salimos al campo veremos el bosque, el follaje, la palmera, el boj, el clavel, la escarola, la coliflor, y el caracol... Asistimos a un convite, donde comemos una paella, y hay confites, y chuletas, y ricas ensaimadas, y también butifarra, y  anís, que son ricos manjares, como la coca ‘torta’.


A los malos los nombramos en catalán: bandolero, gandaya, forajido, orate, esquirol, panoli, pollastre ‘jovenzuelo’. Usaban forastero, que empezó teniendo un sentido peyorativo similar a charnego (catalanismo del siglo XX) y que del que aún no se ha desprendido totalmente.