lunes, 20 de octubre de 2014

EL QUIJOTE 11. ¿UNA DEDICATORIA POCO DELICADA?


DEDICATORIA. AL DUQUE DE BÉJAR
MARQUÉS DE GIBRALEÓN, CONDE DE BENALCÁZAR Y BAÑARES, 
VIZCONDE DE LA PUEBLA DE ALCOCER,
SEÑOR DE LAS VILLAS DE CAPILLA, CURIEL Y BURGUILLOS
En fe del buen acogimiento y honra que hace Vuestra Excelencia a toda suerte de libros, como príncipe tan inclinado a favorecer las buenas artes, mayormente las que por su nobleza no se abaten al servicio y granjerías del vulgo, he determinado de sacar a luz al Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 al abrigo del clarísimo nombre de Vuestra Excelencia, a quien, con el acatamiento que debo a tanta grandeza, suplico le reciba agradablemente en su protección, para que a su sombra, aunque desnudo de aquel precioso ornamento de elegancia y erudición de que suelen andar vestidas las obras que se componen en las casas de los hombres que saben, ose parecer seguramente en el juicio de algunos que, no continiéndose en los límites de su ignorancia, suelen condenar con más rigor y menos justicia los trabajos ajenos; que, poniendo los ojos la prudencia de Vuestra Excelencia en mi buen deseo, fío que no desdeñará la cortedad de tan humilde servicio.


Miguel de Cervantes Saavedra


Fue descubierto por Hartzenbusch: la dedicatoria del Ingenioso hidalgo es un mero patchwork de un par de textos preliminares al Garcilaso comentado de Fernando de Herrera. En el último momento, a la hora de imprimir El Quijote se echaron en falta varias de las piezas que en él debían insertarse y hubo que remediarlo dejando un par de páginas con sólo unos pocos renglones e improvisando una dedicatoria que supliera la escrita (o proyectada) por Cervantes. Efectivamente, la Dedicatoria se trata de un zurcido que resultaría ininteligible incluso en un escritor de segunda categoría, aunque sólo sea porque fabricarlo conlleva un esfuerzo muy superior al de redactar una docena de líneas analógicamente convencionales.

¿Qué sentido podía darle al pastiche? Piensa  Vicente Gaos que si Cervantes copia de las Anotaciones la sarta de encomios al Duque es porque quiere mostrarsecontrario a la adulación y escéptico acerca del valor de los panegíricos. Podríamos entenderlo como una clara e irónica indicación del desprecio que Cervantes sentía ya por la alabanza hueca y desorbitada. Etcétera. Pero ¿quién tenía que notar el origen de la dedicatoria y entenderlo en clave de desestimación o desdén? ¿El Duque, los lectores? O ¿no tenían que notarlo y el autor no encontró otro modo de desahogarse que afanándole a Herrera una frase aquí y otra allá? ¿Y si lo notaban?El duque de Béjar está vinculado a nuestra tierra: Alonso Diego López de Zúñiga Sotomayor y Guzmán (Béjar, 1578 - Sevilla, 14 de diciembre de 1619) fue un noble español de la Casa de Zúñiga, VI duque de Béjar y de Plasencia, Grande de España, VII marqués de Gibraleón, X conde de Belalcázar, VII de Bañares, X vizconde de la Puebla de Alcocer, justicia y alguacil mayor hereditario de Castilla, Primer Caballero del Reino, Caballero de la Orden del Toisón de Oro.  Alonso Diego se casó en 1595 con su prima Juana de Mendoza y Enríquez, hija de Iñigo López de Mendoza, V duque del Infantado, y de su esposa Luisa Enríquez de Cabrera.


No fue sólo Cervantes el que cantó al duque; también lo hizo Lope de Vega
Al duque de Béjar
Soneto 131

En tanto que deshace el claro Apolo
de la sierra de Béjar la alta cumbre,
y por Gibraleón su menor lumbre
pasa por nuestro mar al otro polo;

y mientras sobre el oro de Pactolo
su líquido cristal Tormes encubre,
y de Atlante la excelsa pesadumbre
oprime el hombro, que sustenta solo:

con mil despojos, armas y laureles,
después que otro Virgilio Eneidas cante
del gran Sotomayor de Benalcázar,

con nuevo timbre y nuevos coroneles
vuestro nombre con letras de diamante
pondrá la fama en su dorado alcázar.

Y también Góngora en sus Soledades:
Pasos de un peregrino son, errante,
cuantos me dictó versos dulce Musa,
en soledad confusa,
perdidos unos, otros inspirados.
¡Oh tú, que de venablos impedido,
muros de abeto, almenas de diamante,
bates los montes que, de nieve armados,
gigantes de cristal los teme el cielo,
donde el cuerno, del eco repetido,
fieras te expone que, al teñido suelo,
muertas, pidiendo términos disformes,
espumoso coral le dan al Tormes!