ALGUNAS IDEAS SOBRE EL NARRADOR
Recuerde que una obra literaria trata de decirnos muchas cosas a la vez y de sugerirnos ideas, sensaciones, que se convertirán en un mundo distinto para cada lector. El escritor intenta emocionar, divertir, sorprender y, sobre todo, comunicar sentimientos por medio de las palabras vestidas de fiesta, que adquieren un gran poder expresivo, hasta tal punto que, a veces, es más importante el cómo se dice que el qué se dice.
Hay obras literarias que tienen un discurso narrativo porque nos relatan una serie de hechos o acontecimientos en un tiempo y ocurridos en un espacio determinado. Los hechos que acontecen en un relato -novela o cuento- son transmitidos por un narrador. Ya hemos comentado en clase, a propósito de otros textos narrativos, que no conviene identificar al narrador con el autor: éste crea el texto y también idea la figura de alguien -o algo- que relata lo sucedido.
Es decir, el narrador forma parte de la invención literaria, está dentro del texto, mientras que el autor es una persona real, de carne y hueso. Es cierto que, en muchas ocasiones, el autor se sirve del narrador para verter sus propios juicios; y que, no pocas veces, uno y otro parecen la misma persona. Con todo, ser consciente de la diferencia apuntada ayudará al futuro lector a no cometer errores o excesos de interpretación. El narrador cumple una importante misión -a veces decisiva en los relatos- .Encarna el punto de vista desde el que se cuentan los hechos -primera, segunda o tercera persona- y la actitud que adopta respecto a los mismos influye mucho, no sólo en el texto, sino también en el lector.
En los textos escritos en primera persona, un personaje narra su propia historia, adquieren un carácter autobiográfico. Este tipo de narración, en general, es muy creíble, proporciona al lector una gran sensación de realidad, se hace familiar al lector y goza de sus simpatías. La visión que tenemos de los acontecimientos es siempre subjetiva y parcial y terminamos sabiendo muchas cosas de ese narrador.
También sabemos que existe un narrador en tercera persona, ajeno a la acción porque relata los hechos desde fuera. Con tres tipos: omnisciente, observador externo, testigo de los hechos. De los tres el que nos da un punto de vista más subjetivo es el omnisciente.
Todo texto literario pretende transmitir una idea, que raramente aparece enunciado de forma abierta y que tenemos que interpretar a partir de cómo utiliza las palabras en el texto y de cómo ha dispuesto el escrito de una forma determinada, es decir, de cómo lo ha estructurado sólo con una finalidad expresiva.