miércoles, 27 de enero de 2016

EL QUIJOTE 51. MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES

Jesús Ruiz de Matilla nos pone al día en El País de cómo van los cosas que a nosotros sí nos preocupan:


Mucho Shakespeare y poco Cervantes

Los británicos se vuelcan en la celebración del cuarto centenario del bardo, mientras aún no se han presentado los fastos ni las estrategias oficiales para la conmemoración del autor del Quijote

Con mucha seguridad en sí mismo debió escribir William Shakespeare estos dos primeros versos de uno de sus gloriosos Sonetos: “Ni el mármol ni los regios monumentos son más indestructibles que estas rimas”.

Cuando 400 años después, el primer ministro británico David Cameron, lanzaba un artículo a nivel mundial para anunciar que 2016 será un año dedicado en cuerpo y alma a la conmemoración de la muerte de su autor universal, muchas reliquias que no han durado tanto no pueden decir lo mismo.

Parece que no ocurre igual con el homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra,  muerto el 22 de abril de 1616, mientras Shakespeare habría fallecido entre el 23 de abril y el 3 de mayo del mismo año. Aunque la leyenda dice que ambos murieron el 23 de abril. En España, diferentes instituciones se muestran entre ofendidas y preocupadas ante el secretismo con que se llevan las conmemoraciones de Estado. Cuando aún no se han anunciado públicamente iniciativas ni estrategias, algunos califican el debido homenaje a Cervantes de fracaso.

Poco se sabe de los trabajos de la Comisión dedicada al cuarto centenario del autor de Don Quijote. Desde el ministerio de Educación, Cultura y Deporte adelantan que próximamente se anunciarán, pero en varios círculos califican de caótico y poco efectivo su funcionamiento. La prueba es que pasado un mes, apenas nada se sabe al respecto salvo que hay 130 proyectos aprobados, de orden académico, cultural, turístico o educativo.

Desde la Real Academia Española (RAE),  advierten de que llevan dos años avisando. Si director, Darío Villanueva, muestra cierta pesadumbre: “El tiempo empieza a correr y la conmemoración de Estado no se conoce mientras que con preocupación vemos como desde el Reino Unido, el primer ministro ha comparecido para anunciar los fastos del año Shakespeare”.

Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes, realizó unas declaraciones en octubre de 2015 en las que alertaba sobre el retraso de los trabajos de la Comisión. Desde la secretaría de Estado de Cultura mostraron su molestia. Pero cuando va a finalizar enero de 2016 y todavía no se conocen más que leves esbozos, el tiempo le ha dado la razón, pese a que en su última comparecencia para presentar el anuario del Cervantes, García de la Concha atribuyera el retraso al vacío de poder.

Un poco de previsión no hubiese resultado de más. Después de todo, un acontecimiento así puede preverse con siglos de antelación si se toma más o menos en serio. Desde la secretaría de Estado de Cultura no aportan datos económicos concretos más allá de que aplicarán fuertes deducciones de hasta el 90% a patrocinadores por tratarse de un acontecimiento especial, contemplado así por el ministerio de Hacienda. Pero desde instituciones como la RAE también apuntan que a cambio de ese trato fiscal de favor, han retirado una partida presupuestaria específica.

La Comisión está formada por diversos organismos. La integran representantes de diferentes ministerios y gobiernos autónomos, así como miembros del Instituto Cervantes, la Biblioteca Nacional, el museo del Prado, Acción Cultural Española o el ayuntamiento de Alcalá de Henares.

La estrategia con respecto a Shakespeare ha arrancado con toda la fuerza de penetración global de la que es capaz el Gobierno británico. El programa Shakespeare lives, anunciado por Cameron en su artículo del día 5, abarca una ofensiva internacional con acciones en 140 países. La parte específicamente española será anunciada hoy en el British Council de Madrid.

Su director, Andy Mackay,  destaca que la estrategia de Shakespeare lives trata de acercar la obra del autor de Hamlet principalmente a las nuevas generaciones: “Más allá de emplear brillo de su obra como forma de conocimiento de nuestro idioma, la idea es hacerlo encajar en el mundo de hoy en torno a temas absolutamente contemporáneos, como los problemas de género, la emigración o la democracia”, asegura Mackay.

La difusión de su obra a través de los medios de comunicación –la BBC es una de las instituciones públicas implicadas en la conmemoración, al tiempo que no existe ni rastro de RTVE dentro de la estrategia española con Cervantes- y las nuevas tecnologías son algunos de los pilares del año Shakespeare. “También penetrar en barrios deprimidos y convertir su obra e inspiración en un motor de cambio social”, agrega Mackay. El encuentro entre las obras de ambos autores también será abordado en actividades conjuntas y foros como la Universidad de Alcalá o el Hay Festival de Segovia.


Mientras las comparaciones y semejanzas meramente literarias entre ambos superan cada vez con mayor fuerza la prueba del tiempo, conviene no abordar las de otra índole. Como cuenta el propio Alonso Quijano en un pasaje del Quijote: “Digan lo que quisieren, que desnudo nací, desnudo me hallo. Ni pierdo ni gano, aunque por verme puesto en libros y andar por ese mundo de mano en mano, no se me da un higo que digan de mí”. Parece que por parte de la comisión del centenario, ya entrado de sobra el año, poco tienen que aportar. Así que estos meses tendremos mucho Shakespeare y poco Cervantes.